Con esto del coronavirus y el aislamiento, pasamos más tiempo con nuestras parejas, queramos o no. En situaciones así, en las que hay preocupación, miedo y ansiedad, es normal que surjan más roces de lo habitual. Y, a la vez, también hay que gestionarlas de una manera distinta a la habitual. Básicamente, porque no podemos coger la puerta e irnos a dar un paseo hasta que se nos pase la mala leche.

Los temas estrella de las discusiones de pareja son: las tareas domésticas, el sexo, los intentos de cambiar al otro y el querer llevar razón. Cuando estas discusiones se repiten en el tiempo varias veces, hasta el punto de que sean algo relativamente normal en el funcionamiento de la pareja, siempre hay problemas más profundos que tratar (en ese caso, lo mejor es buscar a una profesional que os ayude). Pero cuando además le añadimos el coronavirus y el aislamiento, las discusiones pueden nacer como las setas.

¿Cómo afrontar una discusión en un espacio reducido del que no puedes salir y que sientes que no puedes resolver?

Lo primero es evaluar si esa cosa que ha hecho o dicho el otro es tan grave para ti como para discutir. Esto es una evaluación de daños, ni más ni menos. A lo mejor, te das cuenta que eso que ha hecho no te molestaría tanto si no pasarais tanto tiempo juntos o que estás con más ansiedad de la normal y por eso te ha cabreado tanto. O simplemente, no te apetece discutir porque estás más blandita. O, al revés, decides que es algo que has dejado pasar demasiadas veces y que ya no te da la gana de seguir aguantando. Sea como sea, elige qué quieres hacer, si discutir o no, pero toma tú la decisión de qué quieres hacer con eso que te está pasando.

Lo segundo es tener claro que es mejor fuera que dentro. Todo lo que tengas que decir, dilo. Con honestidad y cuidado, para ti y para el otro. Cuidar las palabras que usas y cómo te expresas, hará que la discusión sea más constructiva y no acabéis tirándoos platos a la cabeza. Expresarte sin guardarte nada, hará que no se quede porquería debajo de la alfombra. Porque todas sabemos que cuando barres debajo de la alfombra, la mierda no la has limpiado, sólo la has cambiado de lugar.

Tercero, busca tu propio espacio de calma. Por muy pequeña que sea tu casa, seguro que podéis estar cada uno en una habitación (y sí, también incluyo el baño como opción). Hay discusiones de las que necesitas distanciarte físicamente, porque son muy intensas o porque nos hemos hecho daño. En un momento normal, saldríamos a la calle a airearnos y listo. Pero ahora, todo lo que podemos hacer es buscar un rinconcito de la casa donde nos sintamos a gusto, protegidas y recogidas, para respirar y tomar perspectiva. Tener en tu propia casa un espacio donde te sientas a gusto es fundamental para seguir cuerda (con aislamiento o sin él).

Y, por último, respira, siempre respira. Recuerda, que por muy horrible que te parezca todo ahora, esto también pasará. Una discusión es una discusión, no tiene más. Saber valorar si es una discusión sin importancia o una que te haga querer acabar con la relación, depende de ti, de vosotros. Por eso, respira y vuelve a tu centro, ahí lo verás todo más claro. ¿Hablamos?

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