Tengo varios amiges que son maestros. Hablando con ellos del tema del coronavirus, a parte de quejarse de la falta de conciliación (qué sorpresa, ¿verdad?), era inevitable hablar si preveían volver o no a clase presencial. Unos (normalmente, padres que tienen que trabajar) defienden que deberían abrirse los coles porque sino no tienen dónde dejar a los peques al volver al trabajo. Otros (profesores), aunque entienden a los unos, están un poco hartos de que se les trate como si fueran guarderías en vez de centros de educación. Debate servido, amiges.

Es cierto que el profesorado no tiene muy buena fama. Se dice de ellos que tienen muchas vacaciones y que viven a cuerpo de rey. Y puede que sea así. Pero como en todo tipo de trabajos: hay gente para todo. En mi carrera de alumna perfecta y empollona, he visto maestras que les daba igual todo y que iban a hablar con sus colegas de qué iban a hacer el fin de semana. Pero también he visto maestros vocacionales que les encanta su trabajo y que les importan los chavales a los que enseñan. Los colegios están llenos de ambos tipos.

Por otro lado, tenemos el problema (cómo no) de la inexistente conciliación. Los trabajos están tan mal diseñados en su mayoría que exigen una cantidad de tiempo brutal e imposible de compaginar con una vida. Por fin, nos hemos dado cuenta de lo importante que es pasar tiempo con nuestra prole y queremos estar con ellos. Pero entre el trabajo de más que muchas veces toca hacer, las actividades extraescolares y mantenernos cuerdos, tenemos suficiente. ¡Y no todo el mundo tiene abuelos adorables de los que tirar! Se necesitan guarderías y espacios donde los peques puedan estar bien.

Yo nunca entendí el colegio como una guardería, pero claro, yo era de las empollonas, así que supongo que mi percepción no cuenta mucho. Con esto del coronavirus, es imposible para mucha gente volver al trabajo si nadie se queda con los chavales. Y, a la vez, por responsabilidad y seguridad de chavales y profesorado, no se puede volver a los colegios. Si se tienen treinta niños por clase, ¿cómo se va a mantener la distancia de seguridad? Pero ¿cómo no voy a volver al trabajo tal y como están las cosas? Protegernos todos es prioridad número uno.

En mi opinión, estamos ante un problema enorme que deja en evidencia al sistema educativo, al sistema cultural y al sistema laboral de nuestro país. Tener tantos alumnes por aula es síntoma de un sistema educativo precario donde si quieres atención más personal, te la tienes que pagar. Pretender que el profesorado cuide de nuestra prole sin importarnos nada más, es una idea demasiado extendida que no hace nada más que confundir la labor del maestro/a con el de cuidador/a. Y querer anteponer el funcionamiento económico y laboral por encima de las personas es, sin duda, un gran error. Con este virus ha quedado bien claro que lo importante somos las personas. Siempre.

Ni los colegios son guarderías ni deberían serlo. Y, al mismo tiempo, nuestros trabajos tienen la obligación de ofrecer alternativas para el cuidado de nuestros hijos. Si queremos guarderías, reclamemos guarderías y así dejamos que los colegios hagan lo que tienen que hacer: enseñar a desenvolverse en la vida. «Bien está lo que bien parece«, dice el refrán, y esta situación la hables con el que la hables, ni está bien ni lo parece. Si ahora no nos ayudamos en todos los niveles y sentamos las bases de «la nueva normalidad», se nos va a hacer mucho más cuesta arriba. Y nos queda para rato, ¿no crees?

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