Esta semana, estamos hablando de la abundancia como un sentimiento de dicha interna, de bienestar. En el primer blog de la semana, te hablé de la abundancia y la escasez. De cómo tener una mentalidad de abundancia o de escasez puede influir en tu vida (y en tu economía). En el segundo blog, hablamos de la abundancia y la escasez en el amor y la pareja. De cómo establecemos y mantenemos relaciones basadas en la abundancia y la confianza o basadas en la escasez y carencia. Pues bien, hoy hablamos de la abundancia interna. De qué es, por qué es importante que la recuperes y cómo hacerle un hueco en tu día a día. ¿Preparada?
La abundancia interna es, simplemente, sentirse confiada en que todo lo que estás haciendo con tus pensamientos, tus emociones y tus acciones te llevan hacia donde quieres estar. Es sentirse en Bienestar, ni más ni menos. Ser una persona abundante internamente es saber ser feliz con la vida que tienes y sino, llevarla hacia dónde quieres. Es una característica de las personas que saben sobreponerse a los obstáculos, saben sacar un aprendizaje de cada situación y saben cuál es su orientación y visión en la vida. Sentirse abundante es, en definitiva, sentirse feliz. A lo mejor, a ti lo que te hace feliz es tener una relación plena y de crecimiento, o tener mucho dinero y posesiones, o tener una casa en mitad del campo rodeada de árboles.
Es una idea fácil de comprender, ¿verdad? Es el tipo de idea a la que todas decimos «¡sí, yo quiero de eso!», pero con la que tenemos muchos problemas para hacerla tangible, para traerla a nuestra realidad. Cuando no nos sentimos abundantes, nuestra mente está como aturdida; no sabemos hacia dónde vamos ni qué queremos. Tampoco somos conscientes de las cosas bonitas que pasan a nuestro alrededor porque estamos todo el rato pensando en lo que nos falta. Y tampoco somos capaces de sentirnos a gusto en nuestra piel, no nos queremos ni nos llevamos muy bien con nosotras mismas. Por eso, recuperar nuestro sentimiento de abundancia interna es tan importante: porque cuando nos sentimos abundantes, nuestra manera de interpretar nuestra vida cambia por completo.
Al ser conscientes de nuestra abundancia interna, podemos enfocar nuestra atención en aquello que nos aporta y que nos hace bien, en lo que nos hace evolucionar y crecer. Podemos volver a sentirnos más fuertes y capaces. Evitar nuestra abundancia es evitar nuestra felicidad. Y tú no quieres evitar tu felicidad, ¿a que no? ¡Obviamente que no! ¡Nadie quiere! Sólo que a veces lo hacemos sin darnos cuenta. Se nos olvida cuál es el camino que nos hace feliz, qué son esas cosas que nos calman la mente y nos hacen sentir paz y, sobre todo, se nos olvida hacerles hueco en nuestra ajetreada vida. Y así es como podemos retomar nuestra abundancia interna: encontrando hueco en nuestra vida para aquello que nos llena el alma de felicidad pura.
Con encontrar un huequito a la semana para hacerlo y convertirlo en algo sagrado, que no dejemos «para otro momento», es suficiente para empezar a sentirnos abundantes de nuevo. Cuando nuestro corazón está contento, nuestra vida es mucho mejor. Así que, date el permiso y el tiempo para retomar cosas que te gusta hacer y hazlas. Date importancia, dale importancia a tu bienestar. Y si crees que te puede venir bien una ayuda externa para aclararte un poco o para tomar ideas, aquí estoy. ¡Disfruta de tu abundancia!