En toda pareja, los momentos koala son esenciales. Hay muchos tipos de pareja, por supuesto, y cada una lleva su relación como hayan acordado las partes (sean las que sean). Pero lo que no admite discusión, y creo que es algo en lo que estaréis de acuerdo, es que en toda relación interpersonal hacen falta mimitos. Esos momentos en los que lo único que importa son los mimitos. Si tenéis o habéis tenido mascotas, seguro que sabéis a qué tipo de momentos me refiero. Cuando viene tu perro o tu gato o tu tortuga, a meterse debajo de tu mano para que le acaricies sólo por placer y te ronronea y retoza de gustito en tu regazo. Eso tiene un nombre y se llama Puro Placer.
El placer no sólo tiene que ser sexual, podemos sentir placer de muchísimas maneras (como se dice el placer de comer, por ejemplo), pero pocas se dan sin contacto físico. Cuando tocamos a alguien o algo (porque seguro que hay alguien a quien le da placer tocar alfombras), nuestro cerebro segrega una sustancia química llamada oxitocina, la hormona del amor.
Habréis oído hablar de ella, casi seguro. En resumidas cuentas, la oxitocina lo que hace es calmar al cuerpo y decirle que se deje estar, que disfrute del momento. Es cuando nos abrazan y abrazamos, cuando nos besamos, cuando parimos las mujeres, cuando tenemos orgasmos, etc. esta hormona es la que llena nuestro cuerpo. No la podemos fabricar artificialmente, así que la única manera de tenerla es experimentando. ¡A jugar! ¡Y tocarse!
Y, en pareja, esto es lo que yo llamo momentos koala. Se dan cuando estamos tirados en el sofá viendo una peli o en la cama antes de dormir, enroscados el uno con el otro como hacen los koalas. Pegaítos, pegaítos. Simplemente, por estar ahí. Por Puro Placer. En estos momentos, lo importante es dejarse estar. En terapia, me encuentro muchas personas a las que les cuesta dejarse estar ahí, siendo el epicentro por un momento. Es habitual encontrarse con personas que no reciben bien los cariños, ¿no conocéis a alguien así? Pero la verdad, es que incluso esas personas que no llevan bien lo de los cariñitos, necesitan amor. Puede que estas personas más que nadie.
Porque no podemos dar a otro lo que no nos permitimos darnos a nosotras mismas. Habitualmente, los que no se consideran cariñosos o no les gustan, no suelen ser cariñosos tampoco consigo mismos. Y estos caracteres son los mayores koalas del mundo. Al final, el ser humano es un mamífero y, desde el primer momento de vida, estamos en contacto con otra persona. Esos zumbados que andan por la calle pidiendo abrazos gratis, serán zumbados, pero saben bien que un buen abrazo, cura muchas heridas. Porque, en el fondo, cuando no dejamos que nos toquen es porque ahí hay una herida abierta. Por miedo, por angustia, porque no estamos acostumbrados a que nos traten con amor, o porque no sabemos dejarnos estar, nos apartamos de los demás. Incluso, estando en pareja.
Así que, busca a alguien con quien puedas tener esos momentos koala. Una mascota, una amiga, un amigo, una pareja, una madre o un hermano. No importa, siempre que sea para tener uno de esos momentos de Puro Placer. Disfruta de escuchar o sentir el corazón del otro latir. Disfruta de la calidez que desprende. Y, sobre todo, disfruta mucho de dejarte estar ahí. Siendo amada, siendo amado. Teniendo un momento koala.
¿Hablamos?