Sexo y Sexualidad

El sexo y la sexualidad siempre han sido temas tabú. Es normal ponerse colorada hablando de ello, porque es un tema que tiene una relación muy estrecha con la intimidad. En las parejas es uno de los temas que trae más quebraderos de cabeza (y de corazón). A menudo confundimos lo que es el sexo con lo que es la sexualidad (porque sí amiges, son cosas distintas). El sexo es lo que nos diferencia a mujeres y hombres a nivel genético, físico, hormonal y funcional (es decir, sexo femenino o masculino). La sexualidad, en cambio, es un aspecto más de nuestra identidad, es decir, es la manera en la que nos vivimos en función de nuestro sexo, género y orientación sexual.

Cuando decimos «practicar sexo», nos estamos refiriendo a «practicar el coito»; nos referimos al acto físico en sí. «Usamos» el sexo con el que hemos venido al mundo. Pero cuando hablamos de sexualidad, hablamos de algo menos tangible porque es la forma en la que nosotros vivimos ese «practicar el coito» a nivel físico, emocional y psicológico (incluso espiritual, si me lo permitís). A veces, el sexo y la sexualidad van de la mano, pero a veces es más complicado. Por ejemplo, es diferente la vivencia para personas del colectivo LGTBI+, igual que es diferente para mujeres y diferente para hombres (aunque de esto hablaré en otra ocasión).

La sexualidad es una faceta importantísima de nuestra manera de percibirnos como personas. Y, cuando estamos en pareja, compartimos con ella esta parte de nosotros. No está ni bien ni mal, es un rasgo más de nosotras como personas.

Compartir nuestra intimidad sexual con otra persona implica un grado de auto-exposición al otro muy grande. Tenemos que tener un nivel de confianza alto para compartirnos así. ¿O no? Me horroriza cuando los medios de comunicación tratan el tema como «¡hala, venga, a follar todos con todos!». Algo tan íntimo y con un nivel de exposición tan alto no tendría que tomarse tan a la ligera. Hay que cuidar cómo se habla del tema para poder tener cuidado a la hora de vivirlo. Pero de todas formas, sea como sea y lo llamemos como lo llamemos, la realidad es la misma: dos personas que tienen un encuentro sexual y, cada una de ellas, viviéndolo de una manera. De qué manera nos queramos encontrar con el otro es lo marca nuestra vivencia.

No siempre que tenemos un encuentro sexual con nuestra pareja estamos haciendo el amor, a veces sólo estamos practicando sexo, estamos dándonos gustito el uno al otro. Otras veces, es al revés. Y cuando todo va bien, practicas sexo y haces el amor a la vez. A esto es a lo que todas las parejas aspiran, es lo que las parejas demandan en la terapia. Todos queremos disfrutar del sexo y de nuestra sexualidad. Es un deseo que cada vez más toma más presencia.

Pero, ¿cómo conseguimos disfrutar al máximo de nosotras mismas y del otro, todo a la vez? Pues, hablando de ello sin tapujos (entiéndeme, no vayas ahora hablando a los cuatro vientos de lo que te gusta y lo que no, pero sí hazlo con tu pareja, con honestidad). Compartiros qué os gusta, cómo queréis que sea vuestra vida sexual, encontrad puntos intermedios (porque no siempre los dos tenemos las mismas ganas), negociad y, sobre todo, hablaros con amor. Los gustos del otro son tan válidos como los tuyos. Cuando tratamos que el otro viva la sexualidad como nosotros, nos damos contra un muro. Lo importante en una pareja es encontrar el punto intermedio en el que tanto tú como yo estemos en paz, nos sintamos felices y plenos.

¿Cómo vives tu sexualidad? ¿Cómo la has vivido en pareja? ¿Te gustaría saber más sobre sexualidad?

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