La ansiedad es un tema del que todo el mundo sabe algo. Los síntomas habituales son la presión en el pecho, sudoración y sentir que te mueres. Pero hay muchos otros síntomas menos conocidos, que yo llamo ansiedad en modo exprés.
- Ansiedad es temer fallar o decepcionar a los demás.
- Querer conseguir lo que quiero lo antes posible, es decir, ya.
- Es vivir mordiéndose las uñas, el labio o un boli cuando estamos sentados.
- Es respirar con dificultad. Que la cabeza te vaya a mil por hora y no la puedas parar.
- Es pensar siempre lo peor. Buscar la perfección en todo y todos.
- Autocriticarse en cada cosa que haces.
- Vivir en preocupación perpetua.
- Darle vueltas a qué pensarán de mí los demás todo el rato.
- Es tardar una eternidad en tomar una decisión sencilla como qué helado te apetece tomar.
- Ansiedad es vivir en estrés y angustia constantes, no poder relajarse, sentirse, escucharse. Es vivir sin vivir.
Cuando estás con la presión en el pecho y la sensación de morirte es porque estás en modo tromba de ansiedad, que se da cuando tu angustia ha salido de paseo y tu vas corriendo detrás de ella para pillarla. La ansiedad modo olla exprés es la que va soltando la angustia en pequeñas dosis, prácticamente cada día, poco a poco, para que la olla no estalle. Son pequeñas cosas que hacemos anticipándonos para que esa angustia no salga de paseo. Una estrategia realmente útil cuando no quieres reventar, y muy inútil cuando quieres llevar una vida feliz. Porque la ansiedad y la felicidad son antagónicas: si estás en angustia, es muy difícil estar feliz.
¿Cómo afrontar entonces esa ansiedad/angustia cuando me doy cuenta que la tengo?
Te voy a compartir los pasos que yo suelo hacer en consulta. No es lo mismo leerlo que hacerlo, pero seguro te pueden servir para no agobiarte de más.
- Hacer un listado de las cosas/situaciones que te dan ansiedad: te ayudará a focalizar cuándo te puede pasar.
- Buscar cosas comunes en esas situaciones: a lo mejor, siempre te dan cuando estás solo o cuando estás con tu padre o en el trabajo o cuando estás pensando en tu relación.
- Aprender a no asustarse cuando venga la ansiedad. ¿Cómo? Haciendo respiraciones profundas, de las que te llenan de aire la tripa y soltar el aire por la boca. Puede sonar un poco tonto, pero es muy útil centrarse en la respiración para no asustarnos del propio susto.
- Enfocar la atención: si eres de las personas que cuando sienten ansiedad, se te cae la casa encima, sal a un parque o a un espacio amplio. Si, por el contrario, eres de los que la ansiedad viene en espacios públicos, encuentra un sitio recogido y métete un ratito ahí. Respira profundo y todo irá mejor.
- Aprende a combatir los pensamientos angustiosos: pensando en algo que te relaje (tus últimas vacaciones o imaginarte tirada en el sofá viendo una peli). El truco es no dejar que esos pensamientos se apoderen de ti. Sólo son eso, pensamientos, y tú puedes elegir dónde poner la atención de tus pensamientos si en tu angustia o en comida, por ejemplo.
- Recordar «esto también pasará».
- Afrontar los miedos y hablar: aquí necesitarás a una persona de confianza. Háblale de lo que te angustia, te da miedo y preocupa, hará que la ansiedad rebaje intensidad. Y te dará apoyo y tendrás a alguien que te ayudará a calmarte aún más.
Y recuerda, lo estás haciendo bien. ¿Hablamos?