Haciendo una formación durante el mes de noviembre, me vino a la cabeza el nombre de algo que he estado haciendo durante los últimos quince años de mi vida y que no sabía ni que lo estaba haciendo. Ese algo que hago es un método que he ido desarrollando desde mi adolescencia (y probablemente, antes) hasta hoy. Mis amigas me llaman personal shopper, pero pensando un poco me di cuenta que era algo más que recomendar a las mujeres de mi entorno sobre ropa, es Belleza Terapéutica.

El método de Belleza Terapéutica es uno de mis sellos de identidad. Como mujer, sé la importancia que le damos a nuestra imagen y cómo ésta nos afecta en nuestra manera de vivir la vida. No importa la edad o la raza o la cultura, todas las mujeres del mundo nos sentimos hermosas o no. Sentirnos guapas o bellas depende de muchísimos factores y, sin duda, uno de ellos es la ropa que usamos. La moda y el cuerpo femenino son amigas desde hace mucho tiempo.

Otro factor importante en nuestra percepción de belleza es la forma propia del cuerpo. No te percibes igual cuando te ves con unos «kilitos de más» que cuando estás con el periodo que cuando te acabas de levantar. Físicamente, cada una tiene su funcionamiento, su forma propia del cuerpo, y eso nos condiciona a sentirnos de una forma u otra.

Y, desde mi punto de vista, uno de los factores que más afectan a nuestra percepción de belleza es la mirada del otro. A las mujeres se nos ha enseñado que vivimos para los demás. En todo. Vivimos para cuidar a los demás, para servir a los demás, para proteger a los demás, para nutrir a los demás, para acordarnos de las cosas de los demás, para los demás, para los demás, para los demás. Y con respecto a nuestro aspecto no es diferente. Nuestra belleza depende de los demás.

Nos arreglamos para los demás, para que los demás nos digan que estamos guapas. Nos compramos (o no compramos) la ropa en función de lo que puedan pensar los demás. Incluso, nos hablamos a nosotras mismas como si fuéramos hermosas o no, según los demás nos hayan dicho. Son demasiados «los demás», ¿no crees?

Y aquí, es donde nace mi método de Belleza Terapéutica. Nació de esa necesidad de sentirme bien conmigo, con mi cuerpo, con la forma de mi cuerpo, con el olor de mi cuerpo, con los lunares, con los granos, con las gafas, con los zapatos ortopédicos, con la delgadez, con la gordura… Sentirme bien conmigo siempre. ¿Y cómo se hace? Aprendiendo a elegir bien la ropa, los colores, las formas, los olores. Aprendiendo a gastar el dinero en ropa y en cosméticos que te favorecen. Eligiendo todo lo que llevas encima de manera consciente y sana.

Y a lo mejor estás pensando que eso de que «aunque la mona se vista de seda, mona se queda». Y es verdad. Por eso, en mi método también se trabaja con que la mona se sienta a gusto que ser mona. Tú eres tú. Única. Irrepetible y perfecta, porque sólo hay una Tú. Y no importa si eres una mona o una hipopótamo o una serpiente o una comadreja, da igual, lo que importa es que te sientas bien contigo Tú. Cuando aprendas a elegir bien el envoltorio y aprendas a elegir bien las palabras que te dices, serás el animal más bonito del mundo. Es como el refrán de que «vemos la aguja en ojo ajeno y no la viga en el propio», pero al revés: vemos la belleza de los demás (otra vez, los demás) pero no vemos la propia. Por lo menos, hasta ahora.

¿Hablamos?

P.D.: todos estos temas y trucos los enseñaré en mi taller de Belleza Terapéutica del 19 de enero. ¿Te apuntas?

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