A pesar de que en prácticamente todas las constituciones del mundo se reconoce el derecho a no ser discriminado por raza, religión, origen, género, sexo o ideología, aún hoy en 2020 seguimos con el racismo y la discriminación a cuestas. El racismo, como cualquier tipo de discriminación, limita y daña a los demás. Todes lo sabemos. Y aún así, aunque nadie quiera admitir que es racista porque está feo, la verdad, es que existe la gente racista, la que cree firmemente en que la discriminación es necesaria para que funcione el mundo. Pero, ¿qué lleva a una persona a ser racista?
Cuando se representa a los nazis en las películas, salen como personas intrínsecamente malas. Personas sin muchos sentimientos, que tampoco tienen pinta de pensar mucho. Y aquí es donde está el primer paso para defender cosas como el racismo: ver el mundo en blanco y negro. Hay personas sólo entienden que existe el bien y el mal, o estás conmigo o estás contra mí. Son personas que no atienden a los matices, que si toman una decisión la llevan hasta el final. Este tipo de personas suele ser inflexible en sus creencias, pensamientos y acciones.
Una segunda razón, es el no saber escuchar. ¿Sabes esas personas que dicen que les gusta que les digan las cosas a la cara pero que, cuando lo haces, se ponen a la defensiva y no escuchan nada al final? Saber escuchar es una de las mejores habilidades que podemos desarrollar como seres humanos. Cuando no escuchamos, nos perdemos mucha información. Incluida la información propia. Personas que defienden el racismo son personas que no se suelen escuchar cuando hablan. Por ejemplo, hablan de echar a los inmigrantes del país delante de un amigo extranjero o de que a ella los bebés negros no le parecen bonitos al lado de una familia de raza negra. Cuando alguien no sabe escuchar es porque no se sabe escuchar ni a sí mismo.
Otra de las características de las personas que defienden el racismo es que suelen ser personas egocéntricas. Personas que están tan centradas en sus propias historias, que no son capaces de ver que hay otras historias pasando a su alrededor. Ser capaz de comprender que mi dolor no es el único ni el más grande, que lo que yo tengo que decir a lo mejor no es tan importante y que soy una persona como todas las demás, da una perspectiva mucho más humana de la realidad. A veces, queremos ser tan diferentes de los demás, que no nos damos cuenta de lo bien que sienta ser parte de un todo más grande.
Y, finalmente, defienden el racismo personas viscerales. Hay personas que actúan y luego piensan. Este tipo de personas, actúa pero no piensa después a no ser que algo les haga pararse a reflexionar. Suelen ser personas que actúan sin pensar en las consecuencias que pueden tener sus actos, ni siquiera para ellos mismos. Si no soy capaz de ver qué consecuencias tiene lo que hago para mí, ¿cómo voy a pensar en las consecuencias para otro?
El racismo y la discriminación es una pandemia peor que el coronavirus. Deja muertos y lo tenemos dando vueltas alrededor del mundo desde hace cientos de años. Aprender a conocerse a uno misma, te ayuda a tener una perspectiva más amable de todo lo demás. Cuando aprendes a dejar de agredirte, ya no necesitas agredir a los demás. ¿Qué hacer con esta gente entonces? Poner límites, ser asertivos. Y hacerlo constantemente durante un tiempo, porque igual que ese pensamiento se automatizó, se pueden automatizar otros. La vida importa, la de todas las personas. Siempre.