Vivir Mi maternidad

Según la RAE, maternidad se define como “estado o cualidad de la madre”. Es curioso que una palabra que acoge tantos significados y trae tantos quebraderos de cabeza tenga esa acepción tan breve y escueta. Para la psicología, en cambio, encontramos definiciones un poco más complejas que hablan de “la experiencia de vida que tiene una mujer cuando se convierte en madre, relacionada con el instinto que compartimos con los mamíferos y asociada a una serie de características personales como cuidadora, acogedora o cálida”. Muy distintas, ¿a que sí?

Vivir mi maternidad 1

Hay tantas cosas que decir de la maternidad y, a la vez, tan pocas… En nuestra cultura, muchas veces se entiende que ser madre y ser mujer es lo mismo, son la misma cosa, pero eso es una de las grandes mentiras acerca de ser mujer. La maternidad es una faceta de la identidad más de la mujer. No la única ni la más importante; sólo una faceta más que nos conforma como mujeres. Y, como tal, cada una de nosotras tiene una manera de vivirla o no vivirla, según decidamos. Porque es una decisión personal. Ser madre puede se el centro de tu vida o puede ser una parte de ella o no ser parte en absoluto, eso lo decides tú.

Porque, en el fondo, esto es lo importante: no existe una única manera de vivir la maternidad ni una única manera de ser madre. Entre los consejos de madres “expertas en el tema porque ellas han criado ya 25.000 hijos”, los millones de artículos que hablan sobre lo que está bien y mal en ti y en tu manera de criar a los peques, o la concepción tradicional de lo que debe ser “madre”, acabamos un poco locas, la verdad. No sabemos qué hacer ni cómo. Y si lo sabemos, alguien nos lo cuestionará casi seguro. Vamos, que no hay manera de acertar…

Pero a lo mejor ese es el quid de la cuestión, que no hay nada que aceptar. Mi profesora de psicología de familia, la gran Norma Mollot, decía que dejáramos de hacer huchas para las comuniones y empezáramos a ahorrar para la terapia de nuestros hijos, porque los íbamos a traumatizar sí o sí o también. Y es cierto, todas hacemos lo mejor que sabemos con nuestras y nuestros peques y, a veces, sale como esperábamos y otras no. La maternidad no es acertar o fallar, es tratar de hacer lo mejor que sabemos y podemos en ese momento.

Muchas mujeres vienen a la terapia desesperadas porque creen que son las responsables de que sus hijos e hijas vayan mal en el cole o no tengan amistades o le haya salido miopía. Y yo siempre le digo: «lo estás haciendo bien, respira». Porque en esto de ser madre (y padre, que ellos tampoco se libran del todo), parece que nos sale un sarpullido si reconocemos que lo estamos haciendo bien. Bien no como sinónimo de correcto, sino como manera de expresar que estamos poniendo todos nuestros esfuerzos y ganas en que esa personita que estamos criando, sea feliz y se sienta querida. No somos ni omnipotentes ni omnipresentes ni tenemos necesidad de serlo. ¡Ya es suficiente de sentirnos responsables de cada cosa que les pase a los peques! Los peques sólo necesitan sentirse queridos, cuidados y vistos por sus padres y madres. Lo demás son manías.

Vivir mi maternidad 2

Así que, que no os engañen compañeras. Hay muchas maneras de ser madre, tantas como mujeres hay en el mundo. Hay muchas maneras de vivir la maternidad, incluso decidiendo no vivirla porque al final todas tenemos que ser un poco madres de nosotras mismas. Y no existe la buena o la mala madre, existen las madres que hacen todo lo que pueden porque sus hijos e hijas sean felices y se sientan completos y queridos y vistos y las que no.

Existen madres, sin más. ¿Hablamos?

 

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